09 / 10 / 15
comunicacion no verbal

La comunicación silenciosa con el paciente (I)

Por Isabel Villanueva (*)

He reservado dos entradas en este blog para hablar de los elementos de la comunicación que no tienen el vehículo de la palabra. En muchas ocasiones, el impacto de la comunicación no verbal es muy relevante en la relación con el paciente. Por ejemplo, en el caso de pacientes muy enfermos, de accidentes o de situaciones con mucho ruido y confusión; en pacientes que no pueden oír o hablar o leer…

El psicólogo Albert Mehrabian estudió que, en ciertas situaciones en las que la comunicación verbal es muy ambigua, solo el 7 por ciento de la información se atribuye a las palabras, mientras que el 38 por ciento se atribuye a la voz y el 55 por ciento, al lenguaje corporal. Por ello, en las situaciones de emergencia, la comunicación silenciosa, sin usar palabras, cobra una especial importancia. La comunicación con el paciente se establece por:

  • La mirada
  • La sonrisa
  • La ropa y el cuidado personal
  • Los gestos

En este primer post voy a referirme a los dos primeros: la mirada y la sonrisa. Dejo para uno próximo lo referente a la ropa y el cuidado personal y los gestos.

LA MIRADA

Como técnicos, sabéis que la mayoría de las veces el primer contacto se hace de forma visual, con la mirada, siempre que el paciente tenga este sentido disponible.

Con vuestra mirada al saludar a un paciente o acercaros a él, transmitís un mensaje que, lo queráis o no, suele ser coincidente con vuestro estado emocional, con el cómo estáis por dentro. Por ello, me parece muy importante que, antes de la intervención, os preparéis, os cuidéis, acojáis vuestro miedo o nervios, o vuestra situación personal, y la apartéis a un lado, para hacer espacio al paciente, a la intervención y a poder prestar una ayuda y un apoyo. Ya habrá tiempo después de la intervención para retomar todo eso y atenderlo.

Así que, incluso antes de este primer contacto visual, podéis respirar, moveros, deciros mentalmente alguna frase que os ayude, esbozar una sonrisa interna, imaginar vuestros problemas, preocupaciones y miedos y dejarlos apartados y cuidados en una cesta o en cajones con la imaginación y, de esta forma, hacer más espacio para estar presente para el paciente.

Ahora sí, con la sonrisa interna y con más espacio interior, vuestra mirada quizás podrá transmitir tranquilidad, calidez y cercanía a la persona que vais a atender.

La mirada no sólo es una forma de iniciar un contacto. Con ella le trasmitís al paciente que le VÉIS, que le reconocéis como persona, que no es un objeto o un número o un paciente más, sino que le acogéis como persona y que vais a atenderle con esta intención. Es decir: que vais a permitir que tenga emociones, que vais a tener en cuenta cómo se encuentra, que le vais a escuchar, le vais a tratar por su nombre, etc… Podéis revisar en las entradas de este blog estos y más aspectos claves en la comunicación.

LA SONRISA

Para poder desplegar una sonrisa genuina hace falta sonreír internamente. La sonrisa se puede forzar, pero nuestros “sensores” humanos detectan una sonrisa falsa o forzada a la legua.

Se sabe que la sonrisa verdadera -o sonrisa de Duchenne- sólo se activa cuando internamente hay alegría o sonrisa interior, ya que esta sonrisa genuina activa unos músculos en los ojos que son involuntarios; es decir, que no se pueden tensar de forma voluntaria o forzada.

Así que si quieres ofrecer una sonrisa cálida y sincera, deberás disponer en tu interior una reserva de alegría. Puedes recordar lo que tienes y por lo que estás agradecido en esta vida; puedes celebrar que estás vivo y que con tu trabajo vas a poder ayudar a las personas.

Hasta aquí la entrada de hoy. En un próximo post abordaré los otros dos aspectos de la comunicación con el paciente: la Ropa y el cuidado personal y los Gestos.

(*) Isabel Villanueva es psicóloga de Grupo Ambuibérica

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