19 / 01 / 16
Esteban Rojo

Esteban Rojo (responsable Palencia): “Entre conductores, técnicos y taller somos 126 trabajadores”

Esteban Rojo es el responsable del servicio de transporte sanitario Urgente y Programado de Ambuibérica en Palencia. El grupo empezó a trabajar en esta provincia en julio de 2006 y, desde esa fecha, Esteban tiene asumida esa responsabilidad. En los 25 años que este hombre lleva profesionalmente dedicado al transporte sanitario terrestre ha acumulado numerosas experiencias y, también, alguna que otra anécdota simpática.

P: ¿Desde cuándo te dedicas al transporte sanitario?
R: Yo soy de Guardo, un pueblo de la montaña palentina, y tengo 50 años. Llevo 25 años en el transporte sanitario y antes de ser responsable en Palencia, estaba en Saldaña, con la ambulancia de Urgencias. Y antes de estar en el transporte sanitario, me dediqué a lo que salía, porque no seguí estudiando; por eso, aprovecho para decir a todos los jóvenes que estudien. Que estudien lo que les guste, pero que estudien.

P: ¿Desde cuándo eres responsable de Ambuibérica en Palencia?
R: Soy responsable desde julio del 2006. Fue un cambio importante, ya que pasé de conducir una ambulancia a ser responsable de Palencia. Y una satisfacción que se mantiene porque, después de nueve años, la empresa sigue confiando en mi trabajo y eso, personalmente, llena mucho.

P: ¿Cuántas personas trabajáis en la provincia?
R: Entre conductores, técnicos y taller somos 126 trabajadores. En cuanto a la flota, disponemos de Soporte Vital Avanzado; Soporte Vital Básico; A1, de transporte individual y A 2, de transporte colectivo. Trabajamos para la sanidad pública, compañías y cualquier evento para el que se nos solicite.

P: Con tus años de experiencia en el transporte sanitario, seguro que has vivido más de una anécdota…
R: ¡Uf, muchas! Muchas cosas vividas y muchos recuerdos, alegres y algunos tristes, cuando no salían bien las cosas. Pero recuerdo una anécdota simpática, después de atender a un señor mayor en un accidente de tráfico bastante aparatoso. Entonces salió todo muy bien y, después de mucho tiempo, acudí a un domicilio donde, para mi sorpresa, vivía aquel señor. Cuando me vio, me abrazó dándome las gracias y me dijo que no marchara, que me iba a preparar una cosa de casa “que está muy rica”. Me dio una caja y cuando llegué al Centro de Salud de Saldaña, estando en la calle con los médicos de guardia, les dije que yo pondría la ensalada para cenar porque me habían regalado productos de huerto. ¡Mi sorpresa se produjo cuando abrimos la caja en la calle y saltaron de ella dos conejos vivos! ¡Te puedes imaginar el rato que pasamos corriendo detrás de los conejos hasta que los cogimos! ¡Los pobres acabaron, como era de esperar, en la cazuela!

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *