19 / 05 / 15
trauma

¿Cómo prevenir el trauma en las personas adultas y en los niños? (1). POR ISABEL VILLANUEVA (GABINETE APOYO PSICOLÓGICO AMBUIBÉRICA)

Voy a escribir un par de entradas muy didácticas sobre el modo de prevenir el trauma en las personas adultas y en los niños. En este post, sólo me centraré en las personas adultas; en el próximo, en los niños.

 

Antes que nada: ¿Qué es el trauma?

 

Llamamos trauma a los efectos debilitantes que muchas personas sufren después de vivir experiencias que han percibido como abrumadoras o una amenaza para su vida (P.A. Levine 1)
Como Técnicos en Emergencias Sanitarias vais a atender en muchas ocasiones a personas que han sufrido situaciones potencialmente traumáticas, donde la persona está muy expuesta y es muy vulnerable, en la que las intervenciones médicas o de inmovilización pueden suponer un alto impacto al paciente.

 

¿Cómo podemos contribuir los trabajadores del transporte sanitario a que esta persona no desarrolle trauma en un futuro?

 

Posiblemente, la primera atención que reciba esta persona sea la vuestra, como técnicos en emergencias sanitarias. Vamos a dividir vuestra intervención en dos etapas:

 

Primera Etapa: Acción Inmediata

 

En esta primera fase, en el escenario del accidente, la persona puede estar desorientada o conmocionada ante el incidente vivido. La atención médica siempre es prioritaria; una vez que la persona está fuera de peligro, se pueden aplicar los Primeros Auxilios Psicológicos Básicos. Además de seguir esos criterios generales, es importante que como técnico:

 

– Transmite seguridad. Siempre que el estado del paciente no esté comprometido, mantén a la persona caliente, tumbada y quieta. Puede que la persona tenga la sensación de tener que hacer algo, que se quiera poner de pie o que minimice la magnitud del accidente sufrido: En estos casos, invítala a descansar.

Permanece a su lado. Asegúrale que le vas a acompañar o procura que esté acompañado por alguien.
Anima a la persona a experimentar plenamente sus sensaciones corporales. Sean las que sean: pueden ser temblores, notar zonas insensibles, sentir mucho calor o estar helado… Después de un suceso traumático, la persona libera el exceso de tensión mediante temblores u otros síntomas físicos. Por eso, ayúdale a que sienta esas sensaciones.
Mantente presente. Lo que digas y hagas puede ayudar a la persona a descargar el shock. Estar presente no sólo supone estar físicamente allí sino indicarle, por ejemplo, que es bueno que tiemble si tiene ganas y que cuando deje de hacerlo, sentirá una sensación de alivio.
No lo vivas solo. Si lo necesitas, pide que te ayuden a procesar lo sucedido. Si eres trabajado de Ambuibérica, pide cita en el Gabinete de Apoyo al trabajador, GAP. Hablar con alguien que escucha de forma contenida, empática y respetuosa te puede ayudar a procesar lo vivido.

 

Segunda Etapa: Una vez que la persona ha sido trasladada a su casa o al hospital

 

Aunque no sea una intervención habitual de los técnicos en emergencias sanitarias, no están de más estos consejos para esta situación:

 

– Dale tiempo para que procese lo ocurrido. Hasta que salga de la reacción de shock aguda, continúa manteniendo a la persona que la ha sufrido en silencio y descansando. Tras un accidente o un suceso potencialmente traumático es importante que esta persona pueda tomar un día o dos de vacaciones para restablecerse. Aunque aparentemente esté bien o la lesión no lo justifique, un día o dos de descanso son un buen seguro.
Permítele que sienta las emociones sin juzgarla. Esta persona puede sentir emociones muy diferentes: tristeza, enfado, culpa, etc. Son reacciones normales ante un suceso anormal. Es normal sentirlas.
Escucha y permite la expresión. Tal vez la persona necesita hablar de lo sucedido y es importante que se sienta escuchada y cuidada. Si tras varios días o semanas no es capaz de procesar lo sucedido o sigue presentando síntomas, necesita ayuda profesional (psicólogo, psicoterapeuta, etc)

 

Hasta aquí estos consejos para prevenir el trauma en las personas adultas. En un próximo post seguiré con el tema, centrándome en los niños en esa ocasión.

 

(1) “Sanar el trauma”. Peter A. Levine. Editorial Neo Person

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